Tú eres mi cielo

Antes de entrar en el bar me di cuenta de lo hermosa que era. Ese vestido negro le quedaba estupendo. ¡Tenías que haber visto las miradas de todos! Me puso nervioso. Su pelo alborotado, sus labios carnosos formando una preciosa sonrisa y sus ojos. No me había fijado en que eran tan azules. ¿Era hijo del cielo, no? ¿Ese era el secreto que escondías, muñeca?
Me miraba y yo me ponía mas nervioso. Me tomé los suficientes cubatas para poder acercarme a ella.
-Estás preciosa-dije. Ella sólo rió.
-Tienes una risa muy bonita-puse mis manos en su cintura y me acerqué. No negó mi contacto.
-He esperado este momento hace mucho tiempo-susurró.
-¿Por qué?
-Porque sí.
-¿Y por qué sí?
-Porque te quiero.
Pero yo no lo tenía claro. Me había parecido bonita hoy, pero antes no. ¿O quizás mi mente lo escondía? ¿Quizás me negaba a negar lo evidente? Estaba confuso y el alcohol no me ayudaba a aclararme. No obstante, tomé una decisión. Así es como conocí al ángel de mi vida-concluyo.
-¡Qué historia más bonita! ¿Cómo continua?
-El chico se dio cuenta que ella era la chica que siempre había soñado. En ese momento supo que ella debía ser suya que estaría para siempre a su lado.
-¿Fue así?
-Sí.
-¿Cómo se llama el chico?
-Héctor.
-¿Y la muchacha?
-Claudia.
-¡Héctor! ¿No te me querrás insinuar?-respondes. Me miras. A pesar del paso del tiempo, tus ojos no han perdido ese azul tan intenso.
Y yo, a pesar de todo, sonrio.

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