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vamos a comernos el mundo

Alguien me dijo una vez  Carpe Diem.  
Disfrutar, vivir, aprovechar cada momento de nuestra vida sin confiar en el mañana, sin malgastar cada segundo de nuestro tiempo. Disfruta el momento. Si quieres algo, lucha por él, sal a buscarlo y cumple tus sueños. Algo tan fácil de entender y tan difícil de poner en práctica… Lucha por tus sueños, no te quedes sentada y al final, cuando te pregunten cómo fue tu vida, podrás decir que viviste, que soñaste despierto y a pesar de todo, lograste ser feliz. Sé feliz, que nadie te impida sonreír, porque eres más importante. Importa más tu felicidad que lo que los demás piensen. Tratemos de ser felices hoy y no mañana. Saborea ya la vida y no esperes más. Este es el mejor momento. Si no es ahora, ¿cuándo?
Sé un poco egoísta y permítete el lujo de mirarte por ti, de querer lo que tú quieras y no los demás. Quiérete, amate, cómprate un capricho, mírate al espejo y fíjate en lo guap@ que eres,  haz alguna locura, cambia de parecer, respira hondo, grita, baila, viaja, juega... Sé, ante todo, .

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Regálame tu risa

Nos olvidamos, nos abandonamos. No sé cuando fue exactamente ese momento cuando nuestros mundos se separaron. Algo se apagó. Hoy me llamas para tomar un café. Estoy nerviosa porque sé que me dirás. Sé que mirarás al suelo y lo dirás rápido. Estoy andando hasta donde hemos quedado. No quiero llegar nunca. Porque podría haber luchado por lo nuestro. Porque dejé pasar el tiempo y no te presté atención. Porque fui egoísta y ahora sé lo que he perdido. ¿Cómo voy a poder vivir ahora sin ti?

No puedo seguir. Las lágrimas empañan mi camino. Me siento en un banco. Sigo queriéndote. ¿Sabes?, siento muchísimo todo lo que he hecho. Me odio a mí misma por ser tan cobarde. Y la verdad es que siempre he sido así. Nunca he luchado por nada, la vida me ha brindado las oportunidades. Cuando lo conocí a él, todo empezó a tener sentido. Me mimaba y me acomodé. Unas veces me comportaba de una manera  y otras, de otra. Pasaba de estar feliz a triste en un instante, pero él me estabilizaba con un beso. ¿Ahora quién va ayudarme a seguir? Porque a pesar de todo, sigo siendo un poco niña. No sé ir sola, me da miedo equivocarme y no saber que hacer. Necesito a alguien que me de la mano, que me susurre al oído que esté conmigo.

Alguien me tocap or detrás. No puedo levantarte la cabeza. No quiero que me veas llorar otra vez. Pero tú ya lo sabes. Me conoces bien, quizás hasta mejor que yo. Te sientas y me escuchas sollozar. No haces nada. Te has cansado de mí, ¿verdad? Sé que no debería, pero ahora mismo te odio. Te odio por ser tan importante para mí. ¡Quiéreme, por favor! ¡Abrázame! Una vez más por favor, necesito tu contacto.

-Claudia... no podemos seguir así.

Silencio. No quiero hablar.

-No vas a hablar, ¿no?

Exacto. Me estás haciendo daño. No sigas por favor, no digas más.

-Esa actitud es precisamente lo que no me gusta. Clauda ya no somos niños y esto no es un juego. No puedo seguir llevando el peso de esto. Te quiero pero ya no puedo seguir más. A veces pareces que me amas y otras que me odias. Cuando estás bien todo es bonito, pero sino, nos peleamos. Yo quiero a alguien que me quiera siempre y no cambie cada dos por tres.

Te miro y mis labios tiemblan. Esto no tiene que estar pasando, no puede ser... Yo también lo he pasado mal, he sufrido y no por tonterías.

-Pablo-susurro-yo te quiero.
-Clauda... lo siento, necesito tiempo.
-No... Pablo no me hagas esto.
-Claudia tienes todo lo quieras. Eres guapa e inteligente. Pero tienes que madurar. En una relación las dos personas tienen que aportar algo.

Ya no puedo más. Te odio. ¿Por qué tienes que ser así? Sabes que me haces daño, que no puedo parar de llorar y tú sigues. ¿Quieres acabar conmigo? Pues lo estás consiguiendo. Espero que te vaya bien con la otra. Y ese fue el momento en el que comprendí que hay que guardar bien los sentimientos. Alguien puede tirártelos al suelo.

-Espero que te vaya bien-espeto.
-¿Ves? ¡Es eso es lo que odio de ti!  Ojalá algún día lo entiendas...

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Navego entre las olas de tu voz

Hoy he escuchado esta canción por la radio. Estaba lloviendo, había salido corriendo de clase, tenía a Descartes en mis manos y hacía frío, mucho frío. Pablo Alborán ha conseguido que en ese momento, olvidara todo. El frío, la lluvia, Descartes, a mi profesor, el examen, las ideas, valenciano, tú... Las caricias de su voz, de su suave música me han relajado. Me he permitido el lujo de no pensar, de no agobiarme, de mecerme en esa tranquila que hacía tanto tiempo que no disfrutaba. La voz de este chico es tan tranquila, tan armoniosa, tan... suya. Me pierdo.Como él ha dicho, ha hecho que mi cielo vuelva a tener ese azul


Que sepa el mundo entero que tu voz guarda un secreto

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tu amor me da la vida

La vida es más bonita cuando estás
Me encanta que no dejes de amarme hasta matarme.
 

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¿Descartado el conocimiento verdadero?

Los empiristas afirman que el fundamento y origen del conocimiento procede de la experiencia sensible. Por tanto, nuestro conocimiento no puede ir más allá de los sentidos. Pero los sentidos a veces no nos dicen la verdad, nos confunden. Los sentidos son algo así como un espejo para ver el mundo que nos rodea. Abarca todo un abanico de posibilidades. Descartes afirma que la razón es el verdadero fundamento del conocimiento es la razón. Si la dirigimos bien, podemos llegar al conocimiento verdadero, como las matemáticas. Porque ¿quién dice que eso que estás viendo tú, no es distinto para otra persona? ¿Quién dice que eso que tu piensas que es verdad, ciertamente lo es? Los sentidos, al igual que los sentimientos, admiten la pluralidad, lo tuyo y lo mío. ¿Te apetece compartirlos?

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Laura

Laura no sabe que es el amor. Nunca la habían dicho te quiero ni había recibido ningún gesto de cariño. Su mundo se basaba en la oscuridad, en el dolor. Sus días eran grises y lluviosos. De pequeña, solían decirle que era el error más grande. Su madre le culpaba de haber roto su matrimonio y su padre desapareció una noche y no volvió. Durante la adolescencia, trabajaba en el bar de sus tío y muchos noches se encargaba de cuidar y soportar a su madre tras una borrachera.

El día que cumplió 18 años entró un hombre que la devoraba con la mirada, no dejaba de mirarla. Laura fue a atendarle. Era guapa. Incluso con esas ojeras que subrayaban su mirada. Tenía una cabellera morena, una tez morena y un océano triste en sus ojos. Además, tenía un buen cuerpo. Esbelta y alta.

-¿Qué quieres?-preguntó con la libreta preparada.
-A ti.

Laura se quedó sin palabra. ¿Qué se decía en esas ocasiones? Su boca se abrió pero ningún sonido salió de ella, la sorpresa se las comió. Aquel chico se dio cuenta de su inocencia. Sonrió.

-Veo que no estás en el menú... Pues ponme un café, pero me gustaría conocerte. Siéntate a mi lado, por favor.

Tardó en reaccionar.

-No puedo... mi tio me matará-susurró.
-¿Y esta noche estás libre?
-S... sí.

Ese día Laura no estaba concentrada. Nerviosa y feliz. A pesar de los gritos de su madre, seguía feliz. ¿Era normal? No, no lo era. ¡Pero había conocido un chico! Algunos hombres ya le habían dicho que era guapa, incluso varios sólo iban a verla. Su tío se dio cuenta que su sobrina potenciaba las ventas. Le asignó un uniforme. Ninguno le había invitado a ir de copas. Cuando terminó su turno, Laura subió corriendo a su casa. ¿Qué se ponía? Buscó una falda, siempre le habían dicho que tenía unas piernas bonitas. Encontró una minifalda vaquera y una blusa azul. También se pintó los labios.

Estaba esperándola en un banco. Debía tener ya los veinticuatro. Era moreno, atlético y alto. Laura tembló ante su imagen. Él se levantó rápidamente y le dio dos besos.
-Perdón, me llamo Sergio. Encantado.
-Yo Laura.
Pasaron, silenciosos hasta llegar a un local. ¡Laura!, se exigió a sí misma, ¡haz algo o pasará de ti! Pidieron a la camarera dos cubatas. Se lo tomó de un trago. Le quemó la garganta y bebió más. Reía, bailaba, contaba chistes y dejó su timidez, sus problemas con su identidad, lejos.

-Laura eres muy guapa-susurró Sergio-. Me gustas mucho.
-¿Cuánto es mucho?
-Ni te lo imaginas.
Su mano subió por sus piernas, por sus muslos, por su falda. Laura nunca había estado tan feliz. ¿Eso era el amor? Sergio se acercó a sus labios. Los besó con pasión, con ternura, con lujuria, con ferocidad. A Laura le temblaron las piernas, pero Sergio la tenía cogida por la cintura.
-Vámonos-. Llegaron a su casa. Se devoraban, se mordían, se deseaban. Laura cayó rendida ante su cama.

Al día siguiente cuando se despertó Sergio ya no estaba. Lloró y se odió a sí misma. ¿Por qué? ¡A ella le había gustado! ¿Por qué se lo tenían que quitar tan rápido? ¿No podía ser feliz? Cuando bajó al bar un chico con mirada lasciva se acercó.
-Amor, ¿has caído del cielo?-sonrió.
-¿Quieres que te invite?-dijo pícara-. Esta noche.

Desde ese momento Laura se abandona en los brazos de cualquier hombre. Busca el amor entre sus caricias. Olvidarse de su sufrimiento, sentirse querida. Todas las noches las pasa con un hombre. Se imagina que está casada y todas las noches hace el amor con su marido. Por el día él trabaja en una empresa y no pueden verse. A cada hombre le pone el rostro de Sergio. Y en ocasiones, los brazos de su marido no son lo suficientemente fuertes para seguir con la farsa. Esas noches los beson son furiosos y saben a sal. Nadie puede consolarla. Laura cada noche busca el amor y no lo encuentra.

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¿qué es el amor?

El amor es la pieza fundamental de la vida. La clave de todo. Porque es el GRAN sentimiento, el conductor de la vida. Porque nos hace felices, mejores personas, sentirnos bien, mejorar tu autoestima, acercarte más a los demás. El amor hacia una amiga, un hermano, una madre, un padre... El amor que te hace dar los abrazos más grandes del mundo. El amor que te derrite por dentro. El amor que te vuelve niña. El amor que te da la vida. El amor que siempre está contigo. El amor, ese sentimiento que te hace llorar, reír, perder, ganar, sonreír, desesperarte, llegar a la locura, tirarte de los pelos, derretirte.

Es algo así como el calor que proporciona la madre a la cría, es decir, necesario. Aquellas personas con déficit de amor lo notan; se sienten odiadas por el mundo, pequeñas, solas. Son vulnerables y tienen miedo.

Porque el mundo necesita amor, regala una sonrisa. :)

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Aloma

Aloma es una adolescente que ha tenido relaciones con un hombre mayor. Aloma siente una vorágine de sentimientos. Tiene miedo, está desesperada, triste, se siente enamorada, feliz... Todas las noches Robert entra en su cama y la abraza. Una noche le mordió los labios desesperada. Un día Robert recibió una carta de su enamorada, Violeta, que le suplicaba que volviera. Él accedió y partió. No sabía que dejó a una Aloma que ya no creía en el amor y además, estaba desesperada. Intentó suicidarse. Cortarse las venas como su hermano. Pero no lo hizo.

Creo que en el mundo hay muchas chicas como Aloma. Cuando les abandona el que creían que era el amor de su vida, pierden el rumbo. Ya no saben que hacer. El futuro se vuelve negro. Pero la opción no es suicidarse. La opción es ser valiente y no rendirse nunca. Porque la vida no ofrece una sola oportunidad. No hay un solo amor. En ese momento determinado no vemos el progreso, pero se ve. Considero que el suicidio es de cobardes. Aloma sólo tenía a su hermano y su hermano a ella. ¿Qué hubiera pasado si ella se hubiera ido?

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Cogito, ergo sum


Y a veces, solamente, deseo no pensar.

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Tú eres mi cielo

Antes de entrar en el bar me di cuenta de lo hermosa que era. Ese vestido negro le quedaba estupendo. ¡Tenías que haber visto las miradas de todos! Me puso nervioso. Su pelo alborotado, sus labios carnosos formando una preciosa sonrisa y sus ojos. No me había fijado en que eran tan azules. ¿Era hijo del cielo, no? ¿Ese era el secreto que escondías, muñeca?
Me miraba y yo me ponía mas nervioso. Me tomé los suficientes cubatas para poder acercarme a ella.
-Estás preciosa-dije. Ella sólo rió.
-Tienes una risa muy bonita-puse mis manos en su cintura y me acerqué. No negó mi contacto.
-He esperado este momento hace mucho tiempo-susurró.
-¿Por qué?
-Porque sí.
-¿Y por qué sí?
-Porque te quiero.
Pero yo no lo tenía claro. Me había parecido bonita hoy, pero antes no. ¿O quizás mi mente lo escondía? ¿Quizás me negaba a negar lo evidente? Estaba confuso y el alcohol no me ayudaba a aclararme. No obstante, tomé una decisión. Así es como conocí al ángel de mi vida-concluyo.
-¡Qué historia más bonita! ¿Cómo continua?
-El chico se dio cuenta que ella era la chica que siempre había soñado. En ese momento supo que ella debía ser suya que estaría para siempre a su lado.
-¿Fue así?
-Sí.
-¿Cómo se llama el chico?
-Héctor.
-¿Y la muchacha?
-Claudia.
-¡Héctor! ¿No te me querrás insinuar?-respondes. Me miras. A pesar del paso del tiempo, tus ojos no han perdido ese azul tan intenso.
Y yo, a pesar de todo, sonrio.

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Las cosas bonitas de la vida

Es bonito saber que nos necesitamos. Que ella no puede vivir sin él y él sin ella. Que solamente sus brazos pueden conseguir que ella se duerma y que sus palabras son las únicas que podrán consolarlo. Es bonito saber que siempre que caigas, una mano te ayudará a levantarte. Es bonita saber que queremos compatir la vida con los demás, que no podemos vivir solos. Porque es sólo en comunidad, en unidad, cuando aprendemos algo que nunca encontrarás en ningún libro. A vivir.
Y es bonito saber que de estas uniones, salen cosas tan bonitas como esta:

Iker

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V


Voy a vivir, sin ataduras, sin miedos, voy a caer en la tentación de la libertad. Aunque me cueste, cada día, paso a paso, podré conseguir el pecado de la libertad en esta sociedad tan prisionera de sus miedos.


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Retorno

Porque todo lo bueno acaba. Porque hay que volver a nuestras responsibilidades. Ojalá el tiempo se parara y nos quedaramos en vacaciones siempre.
Pero no es así. Hay que seguir adelante y disfrutar de la vida. Porque detrás de las responsabilidades del día a día, habrá alguna recompensa.

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Tú. Tú siempre consigues sacarme una sonrisa. No sé como lo haces.
Tú, tú y tú. Sólo me haces falta tú.

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Vejez y tiempo


Aunque no nos demos cuenta o no queramos, el tiempo pasa. Es mirarnos un día en el espejo y ver arrugas y canas que antes no estaban. Y de igual manera que el metal se oxida, nosotros y nuestros sentimientos también.
Nos haces mayores, envejecemos. Unas personas se angustias, se tiran de los pelos y tienen crisis. Las llamadas crisis de los 30, 40, 50 , 60... Otras personas se conforman y siguen viviendo ajustándose a las condiciones. Deciden buscar nuevos sueños, nuevas aventuras ilusiones. Unas deciden estudiar, viajar por el mundo, ayudar a los demás. Ya no es trabajar por ser alguien en la vida, es trabajar siendo yo. Porque ya puedes permitirte el lujo de mirar por ti y hacer lo que te agrada, descansar viviendo, es decir, vivir. Te conviertes en una persona sabia, con experiencia que puede gritar que ha vivido, que sabe que es la vida.
Como dice Alberto Boadella "En un artista no es paradójico que la madurez reavive la violencia. Si repasáramos la vida de escritores, músicos, etcétera, veríamos que en su vejez se han vuelto más radicales y feroces".
Te vuelves más feroz, quieres comerte el mundo antes que él te coma a ti. Tienes una hambre feroz de vivir, porque sabes que te estás oxidando, que quizás el tiempo te sucumba. Pero nunca te rindes.

Quizás, a mis 17 años de vida, sea normal que no tenga miedo a la vejez. Porque aún me queda mucha vida por delante, porque aún tengo la "L" en esta carretera de la vida.

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Imperfección

No existen príncipes ni princesas, ni azules ni blancos, ni chicas adormiladas esperando un beso de amor o ranas que se convertirán en príncipes. Sólo existimos nosotros, con nuestras virtudes y defectos, que nos convierten en seres auténticamente especiales.

Me gusta ser imperfecta. Me gusta tener manías. Me gusta no seguir la normal general. Me gusta no ser perfecta. Me gusta sorprender. Me gusta ser desordenada. Me gusta ser perezosa. Me gusta tener mis propias ideales.

Porque no puede existir la perfección. Porque la perfección supone copias, todos seríamos iguales. Solamente hay una perfección que al final, se convertiría en imperfección. La perfecta imperfección. Vivamos aceptando nuestros defectos, vivamos sabiendo que no podemos ser perfectos, vivamos con afán de superación pero sabiendo nuestros límites. Vivamos, sin más, la vida.

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Vivir, vivir y vivir

¿Quieres saber mi secreto?
Es muy simple. Sólo con el corazón se puede ver bien, lo esencial es invisible a los ojos.