Esperanza

Me quedan escasas horas para conocer algo que puede cambiarme la vida. Sí, estoy esperando, últimamente me está entrando un odio terrible a la palabra esperar: lista de espera, espérate. Pero esperanza me gusta mucho y eso que algo de espera lleva. Me gusta porque pase lo que pase, la esperanza siempre está. ¿No dice el refrán que la esperanza es lo último que se pierde? Cierto es. Últimamente han cambiado las cosas y no me ha ido bien, he caído, he caído, he caído y me he vuelto a caer. Estos meses me ha costado sonreír, hasta que llegó un momento y dije BASTA. Caer en el pesimismo y lamentarte no va a hacer nada. Hay que intentar mirar adelante. En ese momento es cuando actúa la ESPERANZA. Poniendo firmes a tus sentimientos, obligándolos a continuar. Porque si queremos continuar, debemos afrontar las cosas. No sé si debería llamarse optimismo o instinto de supervivencia. Ojalá pudiéramos ir al supermercado y pedir una dosis de esperanza y ya de paso, de suerte. Ahora mismo necesito suerte o factor externo porque mi futuro ahora mismo no depende de mí, sino del resultado de una lista de espera. Puede que dentro de dos días mi vida de un giro de 360º. Y lo necesito, no quiero alargar más esta espera. Es estúpido. Pero sé que pase lo que pase, seguiré teniendo esperanza. El próximo martes 13 de septiembre sabré lo que me depara el futuro. Nunca he sido supersticiosa pero esta situación me hace tener miedo.

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